Los albores del siglo XXI han traído consigo un escenario global caracterizado por vertiginosos avances en el campo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) y, asimismo, por la aplicación de éstas en todas las estructuras sociales; no obstante, a la par de este desarrollo tecnológico digital se presentan, en este escenario, coyunturas críticas producto de factores de orden económico, político y social que lo convierten en un entorno espaciotemporal complejo, dinámico, inestable e incierto.
Este periodo histórico, definido como la era o <<sociedad del
conocimiento>>, ya visionada por el sociólogo Peter Drucker en la década de los
años sesenta del siglo XX, ha incidido en el surgimiento de nuevas
cosmovisiones y renovadas perspectivas de hibridación tecnológica-humanista
para la comprensión de la realidad global imperante, las cuales buscan
posicionar al conocimiento como un activo intangible que constituye el núcleo
medular más significativo con el que cuentan las sociedades, y sus
instituciones, para la resolución de problemas y el alcance del desarrollo
sostenido, considerando, a su vez, como factor primordial a la sapiencia humana
para hacer uso oportuno de la TICs, y obtener, así, su máximo provecho, debido
a que la tecnología, por si sola, no resuelve los problemas propios a la
contemporaneidad del tercer milenio.
En este sentido, las organizaciones, entendidas como sistemas abiertos que se encuentran en permanente interacción con el ambiente que les rodea, no están exentan de la influencia tecnológica digital y de factores que caracterizan a este macrocontexto, convirtiéndose en un tópico de interés creciente, en el ámbito gerencial del siglo XXI: el cómo lograr que las organizaciones alcancen niveles superiores de productividad en este escenario altamente competitivo e incierto.
En este sentido, las organizaciones, entendidas como sistemas abiertos que se encuentran en permanente interacción con el ambiente que les rodea, no están exentan de la influencia tecnológica digital y de factores que caracterizan a este macrocontexto, convirtiéndose en un tópico de interés creciente, en el ámbito gerencial del siglo XXI: el cómo lograr que las organizaciones alcancen niveles superiores de productividad en este escenario altamente competitivo e incierto.
En el campo organizacional, esta nueva cosmovisión del mundo
ha incidido en procesos de cambios y transformaciones para la praxis gerencial,
valorizándose a la perspectiva estratégica de la gestión del conocimiento, y el
consecuente aprendizaje organizacional que genera en todos los niveles de la
estructura organizativa, por posicionar, protagónicamente, al conocimiento y al
capital intelectual como los principales activos con el que cuentan.
En este contexto, la epistemología para la praxis gerencial en el siglo XXI, comporta una nueva lógica paradigmática basada en una visión estratégica desde la perspectiva de la gestión del conocimiento, la cual debe constituir una práctica intraorganizacional que redimensione todos los procesos mediante la <<captura, distribución y uso efectivo del conocimiento dentro de una organización.>> (Davenport, 1994; citado por Lara y Román, 2014; p.4).
En este contexto, la epistemología para la praxis gerencial en el siglo XXI, comporta una nueva lógica paradigmática basada en una visión estratégica desde la perspectiva de la gestión del conocimiento, la cual debe constituir una práctica intraorganizacional que redimensione todos los procesos mediante la <<captura, distribución y uso efectivo del conocimiento dentro de una organización.>> (Davenport, 1994; citado por Lara y Román, 2014; p.4).
Desde esta perspectiva gerencial, para que las organizaciones del siglo
XXI sean productivas, no sólo se debe considerar la adaptación a su entorno
sino que, por igual, debe responder a sus propias condiciones internas, siendo
capaces de solventar los problemas de la labor no manual a través del
conocimiento (Echevarría, 2015). Por ello, con la visión hacia lo interno de la
organización, dentro de esta praxis gerencial, para el alcance de la eficiencia
se abren espacios para la autonomía responsable del trabajo, se establece una
comunicación permanente entre sus miembros y se promueve el aprendizaje
organizacional. En este sentido, las organizaciones que se proyectarán en el
futuro serán aquellas que descubran cómo aprovechar la capacidad de
aprendizajes de todos los actores organizacionales (Senge, 1990).
Asimismo, para que la praxis gerencial en el escenario del
tercer milenio, caracterizado por la inestabilidad y la incertidumbre, tenga
garantía de procesos eficaces e incida en el aprendizaje organizacional, debe
considerar las fases de diagnóstico, definición de objetivos, producción,
almacenaje, circulación y medición como un ciclo permanente de la gestión
del conocimiento a lo interno de los procesos, asegurando, con ello, que
los conocimientos generados en cada fase puedan ser reutilizados en procesos
futuros, convirtiéndose el conocimiento en el eje fundamental de sostenibilidad
y el mayor exponente del valor añadido de una organización. (Esbrí, 2013).
Por todo lo antes expuesto, constituyendo el conocimiento el capital más
valioso con el que cuentan las organizaciones en esta centuria caracterizada
por una hibridación tecnológica-humanista, las organizaciones deben exigirse un
proceso de transformación paradigmática que las dirija hacia la gestión del
conocimiento para lograr, así, adecuarse a los cambios y avatares que les
imponga el entorno.
Para ello, los actores organizacionales, que constituyen el talento
humano y principal elemento potenciador del conocimiento organizacional,
conjuntamente con las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs),
herramientas indispensable para alcanzar la eficiencia en el contexto
globalizado, se interrelacionarán desde una visión holística, constituyendo el corpus
de la inteligencia organizacional, la cual permitirá aplicar innovación en
los procesos y, por ende, hará factible incrementar la productividad,
competitividad, rentabilidad y sostenibilidad futura de las organizaciones.
REFERENCIAS
Echevarría, R. (2015). La empresa emergente, la confianza y los desafíos de la transformación.
Disponible: http://www.bibliopsi.org/docs/materias/obligatorias/CFP/trabajo/filippi/Practicos%20Trabajo%20Filippi%20(1)/Echeverria%20-%20La%20empresa%20emergente.pdf.
[Consulta: 2017, abril 08].
Esbrí, V. (2013). Knowledge
Management. [Texto en Línea]. Disponible: http://edu.tauniversity.org/editorial/knowledge-management.
[Consulta: 2017, abril 08].
Lara, J. y Román, G. (2014). Gestión del conocimiento a través de un modelo e relación de ciencia,
tecnología, innovación y educación en Instituciones de Educación Superior.
Caso: Universidad Tecnológica de Bolívar – Cartagena, Colombia. Disponible: file:///C:/Documents%20and%20Settings/Wayuu.PERSONAL-D5AFB6/Mis%20documentos/Downloads/1086%20(3).pdf. [Consulta: 2017, abril 07].
Senge, P. (1990). La
quinta disciplina. Disponible: http://www.jmonzo.net/blogeps/laquintadisciplina.pdf.
[Consulta: 2017, abril 07].
Esa cosmovisión la enfoca también Nonaka (2000) al enfatizar que el enfoque holístico del conocimiento se basa también en la idea fundamental de percibir la empresa como un organismo vivo y no como una máquina, por lo cual, asemejándola al ser humano, le posibilita poseer un sentido colectivo de identidad y de su finalidad.
ResponderEliminarNonaka, I. (2000). La empresa creadora de conocimiento. En Harvard Business Review (2000). Gestión del conocimiento. Bilbao: Ediciones Deusto.
Saludos compañeros, excelente información y presentación didáctica, quiero añadir que en cuanto a la praxis gerencial y la epistemologia se hace necesario que se desarrolle la praxis investigativa a otros niveles porque el éxito de las organizaciones para afrontar los cambios impredecibles de su entorno no radica en la producción de conocimientos, sino en su aprovechamiento.
ResponderEliminarEstimados Robert y Loredana
ResponderEliminarLos felicito por el diseño y el contenido desarrollado en el blog. Espero continuar visitándolo y consultándolo.
A partir de las reflexiones señaladas por Loredana acerca de la epistemología en la práctica gerencial, me parece interesante acotar que efectivamente uno de los desafíos de la epistemología y la ciencia en general en la actualidad es la generación de conocimientos orientados a la solución de problemas cruciales que afectan a la sociedad. De igual modo, el conocimiento en el ámbito gerencial implica un proceso constante de introducción, creación y actualización permanente del conocimiento para la innovación y mejora continua de los procesos internos de gestión empresarial y de los bienes y servicios que crea o presta; vale decir, el conocimiento se ha convertido en un proceso inherente a la dinámica empresarial y una estrategia para crear organizaciones inteligentes. Al respecto, Senge (1995) afirmó la importancia de desarrollar y combinar cinco disciplinas para generar organizaciones inteligentes, a saber: el dominio de las personas, los mapas mentales, la necesidad de construcción de una visión compartida, el aprendizaje en equipo, y la combinación de todas en la quinta disciplina o el pensamiento sistémico, para apuntalar a la generación de organizaciones inteligentes capaces de adaptarse a los cambios y a las constante demandas por parte de sus competidores, sus clientes y el competitivo mercado global, estrategias que contribuirá no sólo con los procesos de creación de conocimiento sino de su aplicación y marcar la diferencia ante sus competidores.
Senge, P. (1995) La Quinta Disciplina. [Documento en línea] Disponible:
http://www.jmonzo.net/blogeps/laquintadisciplina.pdf [Consultado: 2011:Enero 14]
En el tema de la gestión del conocimiento se puede analizar desde diferentes perspectivas y puntos de vista: a nivel micro o empresarial, a nivel meso u organizacional y a nivel macro o gubernamental. En todos esos niveles se están haciendo esfuerzos para utilizar el conocimiento como factor de producción generador de riqueza y ventaja competitiva, así como para el logro de una mejor calidad de vida.
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