En el universo de las ciencias
administrativas coexisten diversas perspectivas paradigmáticas, con fundamentos
epistemológicos diferenciables, que inciden en la praxis gerencial; no
obstante, a pesar de sus caracterizaciones epistemológicas, que las definen y
diferencian, se aprecia, en todas ellas, una vinculación entre conocimiento y
productividad organizacional, pero la dimensión que adquiere el conocimiento, a
lo interno de las organizaciones, es entendida de manera sustancialmente
disímil.
En este sentido, el surgimiento de estas
perspectivas epistemológicas de las ciencias gerenciales es producto de
escenarios espaciotemporales específicos y, por ello, la visión del
conocimiento dentro de las organizaciones respondió a las exigencias
contextuales de estas épocas históricas.
Esta visión sobre lo que es el conocimiento, en el seno de estas estructuras socioproductivas, fue transformándose, dentro de un curso evolutivo, a partir del nacimiento de nuevas lógicas teórico-prácticas gerenciales que proponían otras alternativas estratégicas para el alcance de la productividad y la eficiencia organizacional.
Esta visión sobre lo que es el conocimiento, en el seno de estas estructuras socioproductivas, fue transformándose, dentro de un curso evolutivo, a partir del nacimiento de nuevas lógicas teórico-prácticas gerenciales que proponían otras alternativas estratégicas para el alcance de la productividad y la eficiencia organizacional.
Por ello, al realizar un paneo temático
documental sobre la evolución histórica del conocimiento y su gestión en el
contexto gerencial, se aprecia como en los preludios de la modernidad del siglo
XX, caracterizado por el fenómeno de la industrialización, los enfoques mecanicistas de la
administración –Taylor, Fayol, Weber-, visionan al conocimiento como un medio tangible para alcanzar resultados cuantitativos, observables
y medibles a nivel productivo, el cual se reflejaba en las habilidades
técnicas-operarias que poseía el trabajador para el alcance de la máxima
eficiencia organizacional (García; 2006).
Partiendo de lo expuesto, para el enfoque
Taylorista -administración científica- el conocimiento se reflejaba en las
destrezas manuales operarias del trabajador para la producción estandarizada;
el enfoque organicista de Fayol apuntaba hacia el conocimiento sobre un tipo de
función particular vinculándolo con la experiencia adquirida en el campo laboral
y, en el modelo burocrático de Weber, el conocimiento se medía en virtud de la
calificación técnica del trabajador.
A esta perspectiva mecanicista de la práctica gerencial le siguió otras visiones más humanista que iniciaron un camino de conversión sobre lo que significaba el conocimiento, a lo interno de las organizaciones. Es el caso de la teoría de las relaciones humanas -Elton Mayo-, la cual se preocupó por estimar al trabajador como una integralidad, valorando su iniciativa e inteligencia para generar nuevos conocimientos dentro de la organización; no obstante, está teoría seguía concibiendo al conocimiento a partir del rendimiento productivo del trabajador (Flores, 2005).
Las perspectivas de pensamiento
propias a la modernidad, que visionaban al conocimiento a partir de su
incidencia en la productividad organizacional, como única vía de valoración, fueron
cediendo espacio para el surgimiento de otras perspectivas cónsonas al contexto
postmodernista de mediados del siglo XX; contexto que planteó una transformación
sustantiva que le sumo rasgos cualitativos al conocimiento. A partir de allí,
se establece una diáfana bifurcación que permite diferenciar la gestión del conocimiento, exclusivamente, para la productividad organizacional y gestionar el conocimiento como perspectiva epistemológica gerencial.
En este sentido, hablar de la gestión
del conocimiento como perspectiva gerencial obliga a retrotraerse al pensamiento
de Peter Drucker, para quien lo más importante, dentro de una organización, es
el conocimiento que poseen los trabajadores, el cual pasa a formar parte
integral del conocimiento organizacional. Por ello, Drucke considera como
vitales las dimensiones de creación, almacenamiento,
aplicación y transferencia del conocimiento,
entendidas dentro de un proceso continuo que permite sistematizar y organizar
la información.
Con la llegada del siglo XXI
se presenta un nuevo escenario en donde las perspectivas gerenciales
existentes, como la gestión del
conocimiento, aprendizaje organizacional e inteligencia organizacional, posicionan al conocimiento como un factor clave para
el éxito de las organizaciones.
En este sentido, aprender y adquirir conocimientos, bajo las consideraciones de estas perspectivas, transformará la labor de cada trabajador cognoscente en una sola fuerza y capacidad organizacional unificada que estará dirigida al logro de unos mismos objetivos y metas lo que, indudablemente, presupone afrontar un macroentorno incierto de manera asertiva y, también, la construcción y adopción de una capacidad correctora de los posibles errores aflorados en los procesos, lo que incidirá en la rentabilidad y perdurabilidad de la organización.
En este sentido, aprender y adquirir conocimientos, bajo las consideraciones de estas perspectivas, transformará la labor de cada trabajador cognoscente en una sola fuerza y capacidad organizacional unificada que estará dirigida al logro de unos mismos objetivos y metas lo que, indudablemente, presupone afrontar un macroentorno incierto de manera asertiva y, también, la construcción y adopción de una capacidad correctora de los posibles errores aflorados en los procesos, lo que incidirá en la rentabilidad y perdurabilidad de la organización.
REFERENCIAS
Caló, A. y Carro, F. (2012). La administración científica de Frederick W. Taylor: una lectura
contextualizada. Disponible: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar/actas/Carro.pdf.
[Consulta: 2017, abril 05].
Flores, M. (2005). Gestión
del conocimiento organizacional en el taylorismo y en la teoría de las
relaciones humanas. [Texto en Línea]. Disponible: http://www.revistaespacios.com/a05v26n02/05260244.html.
[Consulta: 2017, abril 05].
García, O. (2006). La
administración raciona-mecanicista: de la crítica a la extensión a un nuevo
contexto. Disponible: http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/academia/article/view/5966/5770.
[Consulta: 2017, abril 06].
Saludos, cabe agregar, en relación a tema de Conocimiento en el contexto gerencial que las empresas pueden al invertir en Gerencia del Conocimiento lograr muchos beneficios, ya que con ello mejoran sus procedimientos y logrando capitalizar estos activos intelectuales para crear valor económico. Además cada uno de nosotros como profesionales debemos ser trabajadores del conocimiento donde podamos ser profesionales innovadores y visionarios que logremos Identificar, capturar, transferir, aplicar, adaptar, mejorar conocimiento.
ResponderEliminarLa gestión del conocimiento puede ser vista desde una perspectiva integral para lograr las metas organizacionales con un gran énfasis en el conocimiento. La gestión del conocimiento soporta la creación, la transferencia y aplicación del conocimiento individual y colectivo.
ResponderEliminarDeseo felicitar a Loredana y Robert por el excelente blog publicado, la calidad gráfica y contenidos lo hacen muy atractivo. Quiero agregar, que el siglo XXI el siglo del conocimiento, es el siglo de los retos. Las empresas solo lograran su ventaja competitiva si apropian el conocimiento, si lo usan de manera inteligente, esto lo podemos llamar inteligencia del Conocimiento (Knowledge Intelligence). Hoy muchas empresas pueden usar el conocimiento que tienen de los clientes como una herramienta estratégica de mercadeo, de posicionamiento de productos, servicios o marcas. ¿Como lo hacen? Con un sistema de base tecnológica que usa las bases de datos de clientes y un sistema experto que procesa y analiza la información para hacer deducciones y recomendaciones sobre la data analizada. Esto lo hacen empresas como Google, Amazon, Netflix, etc.
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